Abstract:
La humanidad enfrenta múltiples desafíos derivados del cambio climático que afectan la disponibilidad y la calidad de agua para el
consumo y la producción. La pandemia del Covid-19 cambia sustancialmente nuestros modos de vida y plantea desafíos mayores
para el suministro de agua y para la seguridad hídrica y alimentaria, particularmente en territorios vulnerables y con muchas nece-
sidades básicas insatisfechas. Los ecosistemas y paisajes rurales sufren impactos climáticos (sequías, crecidas e inundaciones) que
afectan los servicios ligados al agua. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO)
señala que el uso del agua se ha multiplicado seis veces en los últimos 100 años y continúa aumentando a una tasa anual del 1%.
Uno de los retos en la gestión del recurso hídrico es mejorar las formas de producción y utilización del agua en la agricultura, para
contar con sistemas alimentarios fuertes, sostenibles y resilientes. Algunas opciones para el uso eficiente del agua son la agricultura
climáticamente inteligente, la agricultura de conservación y la agricultura agroecológica.
El agua es un componente transversal en las iniciativas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricul-
tura (FAO) relacionadas con la gobernanza de los recursos naturales y la biodiversidad, favoreciendo el crecimiento azul y mejoran-
do el intercambio de experiencias y tecnologías. La buena gobernanza se basa en la participación de los actores involucrados dentro
de los territorios contribuyendo a enfrentar desafíos compartidos importantes como la pobreza y el deterioro ambiental; contribuye
al desarrollo sostenible, en particular, a la seguridad hídrica, la resiliencia climática, la seguridad alimentaria y al desarrollo terri-
torial rural.
La región centroamericana requiere esfuerzos de coordinación entre países para una correcta gestión de los recursos hídricos y para
detener su deterioro por la contaminación y la sobreexplotación. La participación descentralizada y el protagonismo institucional
son relevantes para mejorar la gestión y el ordenamiento territorial, así como para poner en práctica marcos normativos y políticas
públicas apropiados. Las sequías impactan negativamente la producción de granos básicos que depende principalmente de las
lluvias, afectando a los territorios más pobres, especialmente en el Corredor Seco.
La Representación de la FAO en El Salvador fomenta la gestión sostenible de los recursos y servicios hídricos, contribuyendo a la
gestión institucional a diferentes niveles mediante la revisión y propuesta de instrumentos normativos y de planificación, entre
otras acciones de cooperación con el Gobierno.
El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador (MARN) señala en el Plan Nacional de Gestión Integrada de
los Recursos Hídricos que el abastecimiento hídrico nacional depende de 10 regiones hidrográficas, de las cuales aquella corres-
pondiente al río Lempa es la más importante.
El presente estudio de caso refleja los desafíos de la gobernanza hídrica en una microcuenca del río Lempa en el Corredor Seco
y plantea recomendaciones que, se espera, sirvan para impulsar mejoras en aspectos tales como la sustentabilidad agrícola, las
intervenciones públicas, la toma de decisiones, la legislación hídrica, la cooperación transfronteriza, la coordinación y articulación,
la información, la organización local, la adaptación climática y los instrumentos económicos.